Hace casi 25 años, se aprobó el actual sistema de nombres de dominio, conocido también como Domain Name System (DNS), que ha establecido una manera más fácil de acceder a la World Wide Web: asociar palabras y extensiones de Internet separadas por puntos. Entonces, se acordó la convivencia de dos grandes categorías de dominios: dominios genéricos y territoriales. Los dominios genéricos tienen, generalmente, tres letras y responden a criterios sectoriales, como el .com para empresas, el .org para otro tipo de organizaciones o el .net para iniciativas del sector tecnológico. Los dominios territoriales, sin embargo, se asocian a criterios geográficos y están formados por dos letras, que siguen la normativa ISO 3166. Por citar sólo unos ejemplos, la extensión .mx para Mexico, .es para España o .it para Italia.
Históricamente, los genéricos, y especialmente los .com, se han asociado a Internet y las Tecnologías de la Información, por lo que se han convertido en los más extendidos y suman más del 50% de direcciones de Internet existentes. La cada vez mayor penetración de Internet en la Sociedad —y no sólo entre empresas e instituciones públicas, sino también entre los usuarios particulares, gracias a lo que denominamos Web 2.0— ha conseguido que una dirección de Internet alcance un valor equivalente al de una denominación comercial y que cada vez más colectivos demanden tener presencia en la Red con dominio propio. Así, han surgido los dominios .mobi para contenidos que puedan visualizarse en teléfonos móviles o agendas y el .eu, para los miembros de la Unión Europea. También hay otras iniciativas que no han cuajado, como la creación de una extensión .xxx para recoger todo el contenido para adultos que existe en la Red.
Los expertos de ICANN, la organización internacional que regula el mercado de dominios, están debatiendo una iniciativa para la creación de dominios propios en la que será la mayor reforma del sistema de nombres de dominio en toda su historia. Es decir, la extensión del dominio podrá llevar un nombre cualquiera y podrán crearse dominios “a medida”, huyendo de los .com o de los .es. En unos meses podrían empezar a verse direcciones de Internet como veranearen.laplaya o informacion.miempresa. No obstante, eso no quiere decir que cualquiera pueda tener su propia extensión de Internet, ya que ICANN ha fijado unas directrices en las que prima el sentido común.
El primer baremo es meramente económico. Para proponer una nueva extensión, se necesitará una inversión inicial de 185.000 dólares (unos 150.000 euros, aproximadamente), por lo que todo parece indicar que la gestión técnica y administrativa de un dominio “a medida” estará sólo al alcance de las instituciones y las empresas. Además, las autoridades públicas tendrán prioridad e, incluso, derecho de veto sobre las propuestas que afecten a nombres geográficos, como las ciudades o las provincias. Incluso en los casos en los que las denominaciones comerciales y los criterios geográficos coincidan, ICANN ha definido que el interés público resulta determinante para la asignación de los dominios “a medida”. Por ejemplo, el dominio .santander no podrá ser gestionado por ninguna entidad financiera, salvo que se comprometa a utilizarlo sólo como marca, sin asociarlo a la ciudad del mismo nombre.
Respecto a aspectos técnicos, un algoritmo medirá la tasa de similitud visual entre distintas extensiones, tanto entre las nuevas solicitudes como entre éstas y las ya existentes. De este modo, se evita la confusión entre los internautas. Los nuevos dominios “a medida” podrán tener una longitud de hasta 63 caracteres y no tienen barreras idiomáticas, ya que podrán incorporar letras y símbolos propios de cualquier lengua, como las eñes o los acentos, dejando la puerta abierta a idiomas como el español o el francés.
De este modo, ya han surgido numerosas iniciativas en todo el mundo para obtener su propio dominio. En España, el .gal para la lengua gallega o el .bcn para la ciudad de Barcelona, pero también hay iniciativas internacionales entre ciudades como Berlín, Londres, París o Nueva York y comunidades más amplias, como el .arab y el .africa.
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